volver La Exposición didácticaEl amor, la mujer y el matrimonioJapón, la isla de oroMatrimonio. FotografÃa a la albúmina coloreada a mano. Obra de Kusakabe Kimbei hacia 1890 En el antiguo Japón el amor no era una cuestión privada sino familiar. Los padres acostumbraban a organizar el matrimonio de sus hijos, siendo estos todavÃa jóvenes, a través de un mediador ( Nakudo) que negociaba el matrimonio entre las dos familias. Joven con flor en el pelo. FotografÃa a la albúmina coloreada a mano. Obra de Von Stillfried o Kusakabe Kimbei. Yokohama entre 1870-1880 El dÃa de la boda, la novia se vestÃa de blanco. Este es el color del luto. Pero esto simbolizaba que ella habÃa muerto para su propia familia. Al anochecer - con la cabeza cubierta con un capuchón del mismo color que el vestido-, la novia era conducida en palanquÃn a su nueva casa. A la llegada a la casa de los padres del novio comenzaba la comida, que constituÃa la parte central de la ceremonia. Los futuros esposos mojaban tres veces sus labios en tres copas de vino. Esto es lo que se conoce como el "San-San-Kudo" que literalmente significa "tres-tres-nueve veces", porque cada una de ellas - tanto el novio, como la novia-, debÃan mojar o beber tres veces de cada una de las tres copas de medidas diferentes. En los medios populares las modalidades eran abreviadas. De hecho, muchos de los matrimonios no pasaban de ser uniones libres provisorias. La ley permitÃa al marido tener - además de su esposa-, algunas concubinas. |
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