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Piezas selectas del Museo Oriental


Vuelta a casa

Colección de China
Sala 8
Pintura
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Vuelta a casa. Pintura sobre papel. Obra atribuida a Shung Tsung. Dinastía Yuan (1279-1368)

Vuelta a casa

Bajo la dinastía Song (960-1279), un maestro del Zen llamado Seikyo, ilustró los estadios del progreso espiritual mediante la historia del hombre y el buey. Gradualmente se va produciendo una purificación y albificación del buey, que al final desaparece.

Estas ilustraciones –que originalmente eran seis–, se han perdido. Versiones posteriores de otros autores han ampliado la serie a diez.

Esta pintura del Museo Oriental representa el sexto episodio de la serie. Se titula “Vuelta a casa cabalgando el buey”. Ha terminado la lucha entre el muchacho y el buey. Él ya no se cuida más de las ganancias o las pérdidas. Silva un aire de leñador. Canta canciones sencillas de muchacho de pueblo. Cabalga sobre el buey, con la mirada fija en cosas que no son de este mundo. Incluso si le llaman, no vuelve la cabeza. Ya no hay nada cuya seducción pueda entretenerlo.

Un texto zen así describe este sexto episodio:

“ Cabalgando sobre el toro,

toma con calma la vía de casa.

Rodeado por la niebla de la tarde,

de modo melodioso,

el sonido de su flauta se pierde en la lejanía.

Cantando, al mismo tiempo una canción,

su corazón está lleno

de una alegría indescriptible.

¿Es necesario decir que él se ha convertido

en uno de aquellos que saben?”

Desde el punto de vista técnico un hecho chocante para la mentalidad occidental es que en la pintura china –como en este caso–, abundan las obras realizadas en “blanco y negro”. Sin embargo, a los ojos de un chino la tinta negra encierra en ella misma suficientes virtudes y cualidades capaces de sugerir el grado de inspiración del pintor, todos los matices de color que ofrece el sujeto. Los comentaristas de estas obras hablan por ejemplo de “los cinco colores del negro”.

El artista, con esta obra pictórica, ha preferido evocar más que agotar la descripción, dejando a la mirada del espectador el cuidado de imaginar en el sentido indicado por el dinamismo de la obra, toda la gama de matices posibles.

El blanco y el negro nos hablan de lo vacío y lo lleno. En la pintura china a veces hay más espacio en blanco que pintado. Pero ese vacío tiene un gran valor. Es el espacio para que pueda correr la imaginación, es el espacio de la creatividad, del sueño.

 
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